El pánico que cruzó los Pirineos: Así se gestó el Auto de fe de 1610

Cornamenta de macho cabrío en la pared del Museo de Las Brujas de Zugarramurdi

Guardias de Santiago

Asociación histórico cultural dedicada a la recreación y representación de los siglos XVI y XVII durante las fiestas de San Bernabé de Logroño en las que se conmemora el cerco a la ciudad de 1521 por tropas francesas y en las fiestas del Casco Antiguo en las que organiza la recreación del Auto de fe de 1610 en las que se juzgó a las famosas Brujas de Zugarramurdi

01/09/2025

Para entender el dramático Auto de fe de 1610, no podemos limitarnos a lo que sucedió en Logroño. El origen de la histeria colectiva se encuentra a pocos kilómetros de la frontera navarra con Francia, en la región del Labort francés.

A principios del siglo XVII, la Inquisición francesa estaba en plena efervescencia. El juez Pierre de Lancre, un magistrado fanático, fue enviado a la región para «limpiarla de brujería». En sus juicios, de Lancre sentenció a muerte a decenas de personas basándose en testimonios de niños y en confesiones obtenidas bajo tortura, creando un pánico masivo entre la población.

El eco de la histeria en Navarra

El terror y los rumores pronto cruzaron los Pirineos. Muchos de los que habían huido de Francia buscando refugio en Navarra trajeron consigo las historias de posesiones, pactos con el diablo y ceremonias oscuras. Esta situación alarmó a los vecinos de Zugarramurdi, una pequeña localidad navarra, que vieron cómo sus propias creencias populares se mezclaban con las descripciones aterradoras de de Lancre.

La alarma social fue tal que los lugareños empezaron a denunciarse unos a otros. Las historias, a menudo contradictorias y nacidas del miedo, llegaron hasta la Inquisición española y a su sede para el norte, situada en Logroño, que actuó en respuesta a esta presión social.

Las «brujas» de Zugarramurdi

El tribunal inquisitorial de Logroño, con sus tres inquisidores al frente, se vio desbordado por el número de denuncias. En un principio, sus procedimientos se basaron en los relatos de los vecinos, que confesaron «viajar» por las noches a la cueva de Zugarramurdi para participar en el sabbat.

Es crucial entender que muchos de estos testimonios eran fruto del pánico, la sugestión o, en algunos casos, la esperanza de una pena menor. Este contexto, donde la histeria colectiva se apoderó de una comunidad, es lo que finalmente conduciría a los inquisidores a tomar decisiones trascendentales en el Auto de fe de 1610, marcando el inicio de un proceso judicial que terminaría de forma inesperada.

Profundiza en la historia de estas «brujas» que llegaron a Logroño y prepárate para el evento de noviembre, donde reviviremos este fascinante y trágico capítulo de nuestra historia con nuestras obras teatrales El porqué de las brujas y el Auto de fe.

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